A pesar de que se conservan muchas piezas de arte de principios de la era cristiana y del periodo bizantino, existen muy pocos indicios del mobiliario utilizado tanto en Oriente como en Occidente, en su mayoría de carácter eclesiástico e imperial (representaciones en escultura).
El mueble de Bizancio tiene la gran importancia de haber servido de puente (conservando los principios del mueble de la antigüedad) entre el desvanecido arte romano y el nuevo resurgir medieval con el arte románico.
Sus rasgos esenciales son descendientes del que corresponde a la última época griega, solo que más rica, en consonancia a la vida fastuosa del imperio bizantino.
Tanto en los muebles de asiento como en los lechos de reposo las armazones torneadas predominan más que en los últimos tiempos griegos. Es de notar el adorno y la incrustación de marfil; la talla y la tornería en marfil llegaron a constituir un importante ramo de la industria de Bizancio.
Un monumento bizantino, el trono del obispo Maximiliano (c. 550, Museo Episcopal, Ravena), es una obra maestra de la escultura en relieve de marfil que cubre por completo un marco de madera, fue diseñado para uso eclesiástico, pero revela la rica y estilizada ornamentación del periodo y da una idea de la manera en que se concebía el diseño de mobiliario civil
bizantino.
El denominado trono de Dagoberto I (c. 600, Biblioteca Nacional, París), un taburete plegable de bronce, tiene patas de animales, semejantes a las de los muebles romanos, pero con una forma más audaz.
Otro ejemplo de interés histórico es la llamada "silla o cátedra de San Pedro", su estructura es cúbica, el respaldo con arquerías coronadas por un frontón y con anillas laterales para su traslado.
El frente del trono esta cubierto por 18 tablillas de marfil con tallas inspiradas sobre un tema pagano.
Bizancio era famoso por sus magníficas tallas realizadas en marfil, prueba de ellas son las primitivas "pyxis" o cajas para reliquias, cubiertas totalmente de tallas, vienen representados multitud de escenas con muebles, sillas de tijera, tronos, camas de reposo, etc..
Destaca una mesa cerrada en forma de arcón y que utilizada por un escritor permite clasificarlo como escribanía o "scriptorium" eran muebles muy utilizados por los monjes.
Otras características del mueble Bizantino:
Las mesas son simples tableros, sobre caballetes.
Los muebles cerrados (armarios, arcones y escritorios) suelen aparecer con cierta frecuencia en pinturas y mosaicos.
Las cátedras eran rígidas, adornadas con profusión de tallas y con composiciones de arquerías y tablaje tallado.
Las camas se emplean ahora solo para el descanso y sus cabeceras son elevadas y decoradas, se cubren con telas y cortinajes. El esplendor que alcanzo allí el tejido de la seda influyo especialmente en el mullido y guarnecido de los muebles que se deriva en parte del nuevo imperio Persa.
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