Civilización Bizantina
Periodo: 395 d.C – 1453 d.C | Tiempo: 997 años
Geografía y Clima
El Imperio Bizantino, conocido también por “Bizancio o de Imperio romano de Oriente” ha sido uno de los más importantes e interesantes de la historia. El término “bizantino” se deriva de Bizancio, una antigua colonia griega fundada por un hombre llamado Byzas. Esta población estaba ubicada en el lado europeo del Bósforo (el estrecho que une el Mar Negro con el Mediterráneo). Una ubicación estratégica como punto de tránsito y de comercio entre Europa y Asia Menor.
Los orígenes de la gran civilización conocida como el Imperio Bizantino se remontan al año 330 después de Cristo, cuando el emperador romano Constantino I fundó Constantinopla, una “nueva Roma” en el sitio de la antigua colonia griega de Bizancio. Aunque la mitad occidental del imperio romano se derrumbó y cayó en el año 476, el Imperio Romano de Oriente le sobrevivió por 1.000 años más. Bizancio producía gran cantidad de cereales y de frutos. Según Polibio, Grecia obtenía de Bizancio cuero, esclavos, miel, cera y salazones, y le daba a cambio aceite y vino. A pesar de esta prosperidad, estaba rodeada de tribus tracias enemigas y expuesta incesantemente a sus incursiones.
Filosofía y religión
La filosofía que se desarrolla en el oriente cristiano, en Bizancio, durante el mismo período de tiempo en que transcurre la Escolástica medieval latina: desde la caída del imperio romano (s. IV), que supone su separación del occidente, hasta la conquista de Constantinopla por los turcos (1453).
Religión: Constantino fue también el primer emperador en adoptar el cristianismo, religión que fue decretada como oficial y obligatoria (bajo pena de muerte caso contrario) por el emperador Teodosio I, en el año 380 d. C. tras promulgar el Edicto de Tesalónica, lo que llevó a una fuerte resistencia y una larga serie de enfrentamientos de carácter religioso. Las regiones subordinadas por tantos siglos bajo un régimen imperial que permitía la libertad religiosa y las prácticas culturales propias de cada etnia, estaba ahora bajo una larga lista de nuevas prohibiciones.
Política y Gobierno
El jefe supremo del Imperio Bizantino era el “basileus” palabra griega que significa rey. Este término fue adoptado en 629 por el emperador Heraclio, en sustitución del antiguo título romano de Augusto. A partir de Heraclio, la denominación de basileus se usó para nombrar al emperador. La forma femenina “basilissa” se refería a la emperatriz. Ésta también era denominada “Eusebestati Augusta” que significaba “La más Pía Augusta”. La denominación “basileopator” era un título de honor reservado para el padre del emperador.
El emperador estaba relacionado directamente con la Iglesia, uno de los títulos del emperador era Isapóstolos (“Igual a los Apóstoles”), esta subjetiva coalición entre el Estado y la Iglesia, y el sostén de la autoridad apoyada en la voluntad de Dios, convirtió a este Imperio en un estado teocrático.
Economía y Comercio
Economía: Como en el resto del mundo en la Edad Media, la principal actividad económica era la agricultura que estaba organizada en latifundios, en manos de la nobleza y el clero. Cultivaban los cereales, frutos, las hortalizas y otros alimentos La principal industria era la textil, basada en talleres de seda estatales, que empleaban a grandes cantidades de operarios. El Imperio dependía por completo del comercio con Oriente para el abastecimiento de seda, hasta que a mediados del siglo VI unos monjes desconocidos —quizá nestorianos— lograron llevar capullos de gusanos de seda a Justiniano. El Imperio comenzó a producir su propia seda —principalmente en Siria—, y su fabricación fue un secreto celosamente guardado y desconocido en el resto de Europa hasta al menos el siglo XII.
Comercio: Hay que destacar la gran importancia del comercio. Por su situación geográfica, el Imperio bizantino fue un intermediario necesario entre Oriente y el Mediterráneo, al menos hasta el siglo VII, cuando el islam se apoderó de las provincias meridionales del Imperio. Era especialmente importante la posición de la capital, que controlaba el paso de Europa a Asia, y al dominar el estrecho del Bósforo, los intercambios entre el Mediterráneo (desde donde se accedía a Europa occidental) y el mar Negro (que enlazaba con el Norte de Europa y Rusia).
Bizancio era el punto de partida de la Ruta de la Seda, el eje económico que unía Europa con Oriente, importando materias de lujo como seda y especias. La interrupción de esta ruta con motivo de la desaparición del Imperio bizantino provocó la búsqueda de nuevas rutas comerciales, llegando españoles y portugueses a América y África en busca de rutas alternativas. Los portugueses, que acabaron la Reconquista antes y dispusieron de los recursos necesarios con antelación crearon un Imperio atlántico que permitía alcanzar la India al circunnavegar África. Los españoles, posteriormente, patrocinarían a Cristóbal Colón y a los conquistadores, que supondrían la creación de un imperio que transformaría a España en la primera potencia mundial.
Arquitectura y Arte
La arquitectura bizantina es heredera de la arquitectura romana y la arquitectura paleocristiana. Es una arquitectura esencialmente religiosa, aunque no faltaron los edificios civiles de importancia. Muestra una marcada predilección por el ladrillo como material de construcción (aunque disimulado por lajas de piedra en el exterior y por suntuosos mosaicos en el interior). Aunque utiliza la columna (destaca la sustitución del ábaco por el cimacio), su innovación más característica es el uso sistemático de la cubierta abovedada. Los tipos de bóveda más utilizados son la de cañón y la de arista, pero destaca sobre todo la cúpula, con su característica base sobre pechinas (aunque también se empleó ocasionalmente la cúpula sobre trompas). En cuanto a la planta, la más frecuente en los templos es la de cruz griega, con una cúpula en la intersección de las naves. Es frecuente que los templos, además del cuerpo de nave principal, posean un atrio o narthex, de origen paleocristiano, y el presbiterio precedido de iconostasio, llamada así porque sobre este cerramiento calado se colocaban los iconos pintados.
En la historia del arte y la arquitectura bizantinos suelen distinguirse tres períodos o «Edades de Oro».
La Primera Edad de Oro tiene su momento más representativo en la época de Justiniano, y sus edificios más destacados son la iglesia de los Santos Sergio y Baco, la de Santa Irene y, sobre todo, la de Santa Sofía, todas ellas en Constantinopla.
La Segunda Edad de Oro coincide con el renacimiento macedónico (siglos IX, X y XI). Sigue siendo la iglesia de planta central cubierta con cúpula el modelo fundamental. Son frecuentes las iglesias de planta de cruz griega inscrita en un cuadrado, con los brazos de la cruz cubiertos con bóvedas de cañón, y cinco cúpulas, una en el centro y otras cuatro en los ángulos. El prototipo era la Nueva Iglesia (Nea) construida por Basilio I, hoy desaparecida. Algunas iglesias destacadas son la iglesia de los Santos Apóstoles en Constantinopla, Santa Catalina de Salónica, la catedral de Atenas y la basílica de San Marcos de Venecia.
La Tercera Edad de Oro comienza tras la recuperación de Constantinopla en 1261. Es una época de difusión de las formas bizantinas, tanto hacia el Norte (Rusia) como hacia Occidente. Las novedades de este período son más bien decorativas que estructurales. Destacan iglesias como Santa María Pammakaristos en Constantinopla, las iglesias del monte Athos o el conjunto de iglesias de Mistra, en el Peloponeso.
Gastronomía y Vestimenta
Los alimentos básicos: La gastronomía del Imperio bizantino estuvo marcada por una fusión de la gastronomía griega y romana. Con el desarrollo del imperio y de su comercio, llegaron a Grecia especias, azúcar y vegetales desconocidos. Los cocineros experimentaron con nuevas combinaciones de alimentos, creando dos estilos en el proceso: el oriental (Asia menor y el Egeo oriental), consistente en cocina bizantina complementada con artículos comerciados y otro estilo más ligero, basado principalmente en la cultura griega local.
La vestimenta: La indumentaria bizantina engloba al conjunto de trajes, textiles y ornatos que definieron la forma de vestir desde los siglos IV al VI en el Imperio Romano de Oriente. La corte imperial utilizó el vestido como un elemento de ostentación, clase y poder, con una iconografía muy definida. Existía una indumentaria específica para las ceremonias regias, el traje imperial, del cual conservamos numerosas representaciones en las artes decorativas del momento. Esto ha sido vital para hacer un estudio más detallado de los tejidos y complementos empleados.
Comments